13 de mayo de 2011

el camaleon.. cambia de colores segun la ocasion?


   Los científicos acuerdan que los cambios de colores en la piel de los camaleones se deben a cambios nerviosos, sujetos a emociones o situaciones de stress, o estímulos sensoriales externos que poco tienen que ver con el camuflaje. Por ejemplo, han observado que por la mañana presentan colores más claros, en estado de excitación sexual o amenaza territorial presentan colores más vivos (frecuentemente virando al pardo o rojizo), durante el apareamiento machos y hembras pueden acercarse a un tono blanquecino, pero la irritación les provoca un color más oscuro próximo al negro. La sed, el hambre, el cansancio, la enfermedad, pueden producir cambios notables. Tan notables como visibles. El mejor camuflaje, vaya paradoja, es el que posee el animal cuando no cambia de color.
La evolución ha dotado a este animal de una batería de pigmentos que regula en forma muy compleja, y aún no acabamos de entender. El hecho es que seguramente se relacionan más con señales de amenaza o de comunicación con ejemplares de su misma especie, o de otras especies que puedan ponerlo en riesgo. Son un lenguaje. Se han imaginado algunas explicaciones para ciertas coloraciones, y otras por ahora resultan más bien misteriosas. Lo cierto es que, casi siempre, estos cambios ponen al individuo en evidencia. Estas variaciones frente a situaciones emocionales extremas son bastante comunes en la mayoría de los lagartos, pero los camaleones parecen especialmente sensibles a cualquier cambio que afecte su fisiología y carga nerviosa.
Tendremos que buscar otro animal para comparar nuestras adaptaciones más infames, porque en todo caso la transformación del camaleón más podría asemejarse al rubor que nos produce una emoción que no podemos controlar, como cuando nos sonrojamos frente a la persona que nos enamora o palidecemos ante un peligro de vida, o enrojecemos frente a una situación irritante o humillante. Son cambios que quisiéramos ocultar y no podemos, nos delatan y nos perturban, haciéndonos más frágiles frente al mundo. El camaleón, ajeno a nuestra fragilidad, espera tranquilamente que su pigmentación  se normalice y sigue apacible su vida.

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